jueves, 2 de junio de 2011

CAMBIOS.

Los cambios pueden ser repentinos. Pueden ser planificados. Pueden ser para bien, o para mal. Algunos los coges con ilusión. Otros con miedo a que lleguen. 
Pero os puedo decir que los peores son aquellos que no puedes remediar. 
Aquellos, los cuales hay un 99% de probabilidades de que sucedan, y que ni siquiera te han preguntado si estas dispuesta a aceptarlos. Bien, pues esta, es una de esas veces.
                                                                         

DETALLES.

Detalles.
La vida está llena de detalles. 
Detalles bonitos, discretos, algunos secretos... 
En fin. Son pequeños detalles los que te hacen reír, llorar, que te destrozan, o que te hacen feliz. 
También te enamoran. Un cruce de miradas insignificante, un simple roce accidentado, una sonrisa... 
Son gestos creados a partir de detalles. Detalles preciosos de los cuales nadie sabe de su existencia. Nadie excepto tú, o él si se da el caso. 
La verdad es que no nos damos cuenta generalmente de lo bonita que es la vida. De lo excitante que es vivir día a día sin saber qué podría pasar mañana. 
Y aunque haya veces en las que no todo salga como te hubiera gustado, no es motivo para mandarlo todo a la mierda. 
Si un día tenemos una recaída, y no queremos ver a nadie, nos enfadamos con el mundo, nos enfadamos con nosotros mismos...
No hay que permitir que eso nos hunda de una manera tan profunda de la cual nos sea imposible salir.
No tiremos todos los buenos momentos por la borda, y levantémonos! 
¡Gritémosle al mundo que hoy será un nuevo día!.
Un día lleno de detalles. Pero de los buenos. 
Un día en el que seas tú la protagonista y no la cobardía. 
Un día en el que tus pisadas dejen marca y que cada persona al pasar por al lado sepa que una persona feliz caminó por ahí.
Simplemente, déjate llevar. 
Ten fe en la esperanza. 
Siéntete guapa y sonríele a la vida. 
Dale un beso al chico que te gusta y que no te de vergüenza ser tu misma. 
Vuélvete loca, y diseña el escenario de tu día a día. 
Ama, ríe, grita, llora, canta... 
Crea cada detalle, y que te permita recordar el significado verdadero de lo que haces. 
Siéntete viva, y piensa en el presente. 
En el ahora.
En lo que te importa.

OLVIDO.

Todo queda en el olvido. Las emociones, sensaciones, los momentos... Todos acaban en recuerdos que finalmente se olvidan. Algunos cuestan más que otros. 
Sobretodo cuando esos recuerdos se basan en personas. Lo único que se puede hacer para intentar recordar es no dejar a un lado los momentos malos. Ya que aquellos que te hicieron tanto daño en ese momento al final acaban siendo experiencias vividas con aquella persona. Aquella persona que no quieres olvidar. Por el inmenso amor que le diste en aquel tiempo. Recuerda lo bueno y lo malo. En perspectivas distintas. Para porder ser feliz. No lo olvides. No le olvides. Por mucho que te duela, guárda su mirada para siempre dentro de ti. Para poder ser feliz.

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Paso a paso vas construyendo tu vida. Una vida que intentas compartirla con una serie de personas elegidas por ti. 
Algunas te fallan, te mienten y se van alejando de manera que te dejan marcada para siempre. Otras seguirán a tu lado. Por mucho que pasen los años, te los encontrarás siempre detrás de ti. 
La cuestión es, ¿a cuales has querido y quieres más?
Tal vez la respuesta la tenga el dicho que dice: el humano es el único ser que desea lo que no posee y jamás podrá poseer.

LOCURA.

Desvanecerme en un mundo nuevo. Desaparecer y reencontrarme a la vez. 
Olvidar y recordar. Cambiar lo que deba ser cambiado y empezar de cero nuevamente. 
Ahogarme en un mar de locura y ser feliz sin dejarlo de ser.
Que bien suena, ¿no crees?.

INGENUA

Hay cosas que por mucho que te esfuerces, ni cambiarán ahora ni jamás lo harán.
En esos casos puedes elegir entre dos opciones:
Seguir con tu vida y hacer borrón y cuenta nueva, o ser una ingenua y volverlo a intentar una y otra vez. Intentando no apagar esa pequeña lucecita débil y blanquecina llamada esperanza.
Bien, pues yo soy esa ingenua.

EL REGALO.

Y de pronto ocurre. Lo abro. ¿Qué será?-me pregunto una y otra vez.
Para mi asombro la caja escondía un paquete dentro. Me pongo nerviosa. El paquete es pequeño. Tiene forma de sobre. Con unos tres centímetros de grosor.
Lo apoyo sobre la mesa y me siento a pocos metros detrás.
Diez años-pienso.- Hace diez años ya que no sé nada de él.
Llegué a pensar que estaba muerto. Que habría formado una nueva familia, y que yo habría acabado siendo simplemente un mal recuerdo del pasado.
Pero no. Una llamada de cinco minutos me han bastado para saber que sí. Murió. Pero no fue feliz. Por lo que sé, se fue del país por problemas financieros y estuvo viviendo en Cuba durante varios años.
Acabó suicidándose por motivos que aún desconozco. Pero, se ve que no se olvidó de mí.
De nuevo miro el paquete. Me resulta extraño saber que con mis propios ojos podré comprobar en unos instantes si en definitiva me quiso.
Si al menos uno de los días que completaron aquellos maravillosos 9 años juntos le marcaron de alguna forma.
Bien. Llegó el momento. Despacio, me limito a romper el lazo que envuelve el paquete lentamente hasta que mi impaciencia se intensifica. Y no tardo en destrozar el papel a rallas que escondía aquel regalo misterioso.
De pronto, mis manos empiezan a temblar. Noto como las piernas me dejan de funcionar.  Y como las lágrimas de rencor, de odio, de confusión empiezan a caer sobre mis pálidas mejillas. Convirtiéndose en lágrimas de lástima, asombro y recuerdos. Sobretodo recuerdos.
Una a una voy pasando las fotos en las que estoy yo de pequeña con mi padre. Las paso rápidamente a la vez que caen al suelo. Y empiezo a colocarlas una detrás de otra. Intentando hacerlo por orden.
Fechas. No hay fechas.-mi  nerviosismo se intensifica.
Año y medio. En casa de la tía Paquita. Yo, sentada en el regazo de mi padre y comiéndome lo que parece ser una tarta de merengue.
Cinco años. No, ésta más a la derecha. Mi bautizo, mi comunión, el viaje a Paris…Una tras otra voy observando las fotos mientras voy colocándolas en el suelo.
Imágenes de cada una de ellas invaden mi mente y sin dejar de llorar se me forma alguna que otra sonrisa.